En más de una ocasión he salido del turno con la sensación de haber dejado pedazos de mí en cada paciente, en cada familia, en cada situación difícil. La vocación es lo que nos mueve, pero ¿qué ocurre cuando esa entrega constante comienza a pasar factura?
Enfermería
 lleva tiempo enfrentándose a una realidad que se habla poco pero se 
vive mucho: el agotamiento emocional, la sobrecarga laboral y el estrés 
crónico. A raíz de la pandemia y los recortes, muchas compañeras hemos 
sentido que trabajamos más, con menos recursos, y sin suficiente 
reconocimiento.
Datos que no podemos ignorar:
Según
 estudios recientes del Consejo General de Enfermería, más del 40% de 
las enfermeras en España manifiestan síntomas compatibles con ansiedad o
 depresión. Y sin embargo, seguimos adelante, muchas veces sin pedir 
ayuda por miedo, vergüenza o simple inercia profesional. Según el Estudio sobre el impacto de la presión asistencial en la 
profesión enfermera realizado por el Consejo General de Enfermería (CGE)
 en 2024, el 66,6% de las enfermeras en España ha sufrido episodios de 
ansiedad y el 27,2% declara haber padecido depresión como consecuencia 
directa de la sobrecarga laboral. Estos datos se extraen de una macro encuesta realizada a más de 8.000 profesionales en activo, que 
revela un deterioro significativo en la salud mental del colectivo 
enfermero.
El 88,3% de las 
encuestadas reconoce que la presión asistencial les afecta 
psicológicamente, y que el 60% ha considerado abandonar la profesión.
¿Qué podemos hacer?
- Fomentar espacios seguros de diálogo entre profesionales, sin juicios ni jerarquías.
- Exigir políticas laborales que reconozcan la importancia de la salud mental en nuestros centros.
-
 Practicar el autocuidado: no como lujo, sino como necesidad. Una 
caminata, una terapia, una pausa... también son parte del trabajo.
Mi compromiso:
Este
 post nace de una necesidad personal y profesional: la de decir basta al
 silencio. Porque cuidar nuestra salud mental no es debilidad, es 
responsabilidad. Y si yo no me cuido, ¿cómo voy a cuidar bien a los 
demás?
A quienes estéis 
leyendo esto y os sintáis identificados: no estáis solas. Merecemos 
estar bien. Merecemos que nos cuiden también.
